martes, 17 de noviembre de 2020

La innovación no solo se puede, si no que se debe copiar y lo hacemos continuamente.

 Lo reconozco, soy un mal innovador, no me he dedicado a aprender metodologías innovadoras, sino a innovar y mejorar los servicios públicos en los que me ha tocado colaborar y, en algunas ocasiones, liderar su gestión.

Así que por eso este mes estoy haciendo un MOOC sobre innovación pública.

La semana pasada uno de los profesores me sorprendió al afirmar categóricamente que la innovación no se puede copiar. Para justificar su postura, hay que señalar que el hablaba de una metodología basada en crear un ecosistema innovador y que lo que había que hacer era generar las condiciones del ecosistema para replicarlo.

En el chat posterior a la presentación, creo que entendió que la innovación se puede copiar, cuando le cite que el mismo había puesto un ejemplo en que había sido copiado el código fuente de una solución suya. O citándole como el objetivo de entidades como la Alianza para el Gobierno Abierto, la FEMP, EUDEL (la asociación de municipios vascos) o el consorcio AOC de Cataluña a la hora de hacer guías y manuales: facilitar ejemplos y buenas practicas para que sean fácilmente copiados por distintas entidades.

No soy doctor, no he hecho la tesis doctoral, pero creo que la primera parte de una nueva tesis es revisar el estado del arte sobre el tema, el buscar hasta donde ha avanzado el conocimiento en la materia para a partir del mismo tratar de avanzar. Pero a nadie se le ocurriría no utilizar el conocimiento ya existente.

Pues bien, a veces tengo dudas de que los expertos en innovación tengan claro lo anterior: que toda organización, antes de ponerse a pensar en INVENTAR, debe INNOVAR, aprendiendo y copiando de lo ya inventado. Suelo decir que la probabilidad de inventar algo nuevo para nuestra organización es del 0,00000001 %, mientras que la probabilidad de  innovar en nuestra organización con algo nuevo para nosotros pero ya inventado, es del 99,99999999%.

A partir de lo anterior, creo que la técnica y metodología del benchmarking, debe ser la primera que se enseñe e insista que sea la primera opción para comenzar a innovar. Recuerdo otro video (me llego recomendado entre los 6 o 10 mejores videos de innovación) con la presentación de un guru en la que presentaba unas altísimas montañas nevadas y hablaba de lo bonito e importante que es ser el primero en abrir una ruta. ¿Pero de verdad alguien puede creer que organizaciones y personas sin años de experiencia en innovar copiando (haciendo sencillas y ya conocidas y documentadas rutas por las montañas) se puede poner a innovar?

De verdad, ya en el siglo XX, la Asociación española para la Calidad edito un pequeño manual de como hacer benchmarking, de como lo había inventado precisamente Rank Xeros, los inventores de las fotocopiadoras cuando al acabárseles los años de las patentes se vieron superados por la competencia y se pusieron a aprender de ellos, a aprender y copiar a los mejores.

El modelo de excelencia europeo EFQM insiste desde su inicio, y tambien en la versión de este 2020, en que las organizaciones excelentes solo lo son si lo demuestras haciendo bechmark, comparándose y aprendiendo de los mejores

Y por cierto, todos los ponentes hablan de poner al ciudadano en el centro de la innovación, pero salvo en los casos de innovación abierta en los que se propone cocrear con ellos la innovación, he visto pocas referencias a escuchar y medir necesidades y expectativas y a medir satisfacción con nuestros productos y servicios y es algo tambien muy básico: ¿por donde vamos a comenzar a pensar en innovar si no sabemos cual es la valoración de los ciudadanos de lo que ya tenemos?

Acabo pues con estas recomendaciones para innovar:

1º- Conocer y medir necesidades, expectativas y satisfacción de los ciudadanos con todos nuestros servicios, no nos vayamos a poner a innovar en lo mejor valorado, sino en aquello que peor nos valoren.

2º- Comparemos nuestro rendimiento con entidades semejantes: de nada nos sirven valoraciones de 8, si otras entidades están consiguiendo 9,5

3º- Debemos aprender como lo hacen los mejores, esos del 9,5, debemos hacer bechmarking

4º- Cuando realmente seamos los mejores es cuando podremos plantearnos orientarnos a INNVENTAR algo nuevo, para entonces además, nuestro personal habrá adquirido las habilidades y sistemáticas para innovar.

Y para hacer fácil el camino hacia un sistema de gestión de la innovación, aquí esta el modelo InnovaGLog para autoevaluar tu organización. En el futuro esperamos poder aportar un manual con buenas practicas que aun lo hagan mas facil